Sostiene la tesis de la necesidad de sistematizar el conocimiento sobre ajedrez para hacer realidad su didáctica específica.Plantea que el ajedrez en las escuelas debe abordarse en principio, como un lenguaje para impartir la pedagogía curricular en la formación y desarrollo de profesionales de la docencia.
El MI Huertas Sorís afirma que la cultura debe liderear el accionar social, conceptualizando el objeto para cada uno de los roles en tal accionar, ubicando al ajedrez en el humanismo, en la vanguardia de la acción conceptualizadora de esa cultura líder.
Plantea que la coincidencia será la gran fuerza transformadora que permitirá al hombre remontar sus actuales dificultades y que la convocatoria a tal coincidencia se habrá de iniciar sentando el paradigma de una educación interactiva padre-hijo, la cual tendrá una mágnifica organización metodológica a través del ajedrez, del Gran Ajedrez para este tercer milenio.
"El ajedrez, instrumento de humanismo, concibe la formación de hombres idealistas comprometidos con la calidad de vida".
"Un buen idealista es aquel que se traza metas cuando culmina su deber, pero dandoles la forma de retos donde la ternura de la infancia vivida, retenida y floreciente en su corazón, le permite amar el esfuerzo que hace, evidenciando la realización y felicidad en la acción de hacer que las cosas buenas pasen".
El MI Huertas Sorís afirma que la cultura debe liderear el accionar social, conceptualizando el objeto para cada uno de los roles en tal accionar, ubicando al ajedrez en el humanismo, en la vanguardia de la acción conceptualizadora de esa cultura líder.
Plantea que la coincidencia será la gran fuerza transformadora que permitirá al hombre remontar sus actuales dificultades y que la convocatoria a tal coincidencia se habrá de iniciar sentando el paradigma de una educación interactiva padre-hijo, la cual tendrá una mágnifica organización metodológica a través del ajedrez, del Gran Ajedrez para este tercer milenio.
"El ajedrez, instrumento de humanismo, concibe la formación de hombres idealistas comprometidos con la calidad de vida".
"Un buen idealista es aquel que se traza metas cuando culmina su deber, pero dandoles la forma de retos donde la ternura de la infancia vivida, retenida y floreciente en su corazón, le permite amar el esfuerzo que hace, evidenciando la realización y felicidad en la acción de hacer que las cosas buenas pasen".
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